Excítame, el crimen de Leopold y Loeb, es el musical que actualmente, y hasta el 1 de noviembre, se puede ver en la Sala Pepe Rubianes del Teatro Club Capitol. Nosotras ya lo hemos visto y sólo os podemos decir que si además de musical lovers sois amantes de una buena dramaturgia y del teatro de calidad, no os la podéis perder.

excitame-barcelonaExcítame, el crimen de Leopold y Loeb, nos cuenta una historia que a priori, si la lees antes de ir a ver el musical, te produce un sentimiento de escalofrío por la espalda, más cuando descubres que es una historia real: Chicago, años 20, dos jóvenes universitarios, Nathan Leopold y Richard Loeb, de buenas familias que lo tienen todo, sienten en realidad les falta algo en sus vidas. Con una relación tortuosa a la par que excitante entre los dos, en la que uno domina al otro, terminan sellando un pacto para complacerse mutuamente en todo lo que cada uno desee. En ese pacto, Richard, obsesionado con las teorías de Nietzsche y su concepto del superhombre, siente que es superior al resto de la sociedad, por eso comete pequeños delitos en los que Nathan tiene que participar sin rechistar, pues eso han pactado, a cambio de que después Richard cumpla los deseos sexuales de Nathan. Pero Richard va más allá, necesita algo que le excite de verdad, así convence a Nathan para realizar un asesinato, a lo que él accede con tal de no separarse de Richard. La víctima es un niño elegido al azar, al que asesinan de manera brutal. Lo que parecía un plan perfecto, se va torciendo y la policía va cercándolos poco a poco, hasta que los condenan a prisión. No queremos dar más detalles del argumento para no desvelar ciertas partes de la historia que tendréis que descubrir por vosotros mismos. Lo que sí os podemos adelantar es que lo que a priori es una historia escalofriante, tiene muchos detalles, símbolos y matices que hacen que el musical sea único.

La química entre los dos actores, Alejandro de los Santos y David Tortosa, encima del escenario es brutal, y de agradecer; pues enriquece mucho un musical de estas características, en la que la relación entre los dos personajes es parte esencial de la base de la obra.

A destacar también el increíble diseño de la iluminación, tan importantísima en el musical para mantener el misterio que lo envuelve y esa sensación de hormigueo en el estómago que te acompaña durante toda la representación. No nos extraña que la obra haya merecido, entre muchos otros premios, un Premio del Teatro Musical a la mejor iluminación, que por cierto es de Juanjo Llorens. Todo un ejemplo de que muchas veces menos es más y que lo simbólico gana mucho a lo real.

Otro elemento importantísimo en la obra, y que también acompaña a ese sentimiento continuo de querer saber más de la historia, acompañado con un sentimiento de sobresalto continuo, es la música. Aitor Arozamena, director musical del espectáculo, pasa 90 minutos al piano sin parar, es un elemento más de la obra, que está al nivel de importancia de las interpretaciones.

Si este musical tiene algo más de diferente de los grandes musicales a los que estamos acostumbrados, aparte de la cercanía con el público; es el género y la importancia de la dramaturgia: pasamos de lo cómico o el drama al género del thriller, con una obra, que como su propio productor y actor principal dicta, es de “enjundia dramática”, algo de lo que carecen algunos musicales más centrados quizás en la espectacularidad y el entretenimiento.

En definitiva, un musical excitantemente diferente que te transporta a través de la música, la iluminación y unas buenas  interpretaciones, al mundo interno de una historia tan real como escalofriante.

The show must go on! (con un musical excitantemente diferente)